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martes, junio 23

El rumbo del corazón

Salía del trabajo sin rumbo fijo, pensando hacia dónde ir. Debiera ir a casa, pero no encontraría allí nada que le fuera inspirador, tal vez haya dejado de ser el hogar, quizás ya no le sean familiares sus enseres, sus olores, sus colores... -debo buscar algún nuevo rincón- pensó, -que me de nuevos ánimos, nueva vida, nueva savia de la que nutrirme...-.

La tarde era desoladora, acompañada por un calor infernal y por un dolor de estómago que le hacía moverse de forma lenta, pesada, cabizbaja, ensimismada en la música que se dispersaba por sus oídos, realmente era la única que le impulsaba sus pasos, que le empujaba hacia adelante, que le daba las energías, esas que le faltaban para continuar andando, para impulsar sus piernas a dar un paso y luego otro...

La ciudad se había convertido en plena espectadora de su deambular sin rumbo...se miraban la una a la otra, seguro que quería decirle algo que ella no entendía, seguro que intentaba darle ánimos, y ella no la oía, seguía ensimismada, absorta pensando a dónde podría ir, hacia dónde iría, -¿y mi corazón?, ¿qué tendría que decirme?, ¿debería parar y dejarle hablar?- sin duda sería lo más sensato…