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jueves, septiembre 30

Golpes>heridas>daños

Intentamos hacer las cosas lo mejor que sabemos o podemos. Damos todo porque las cosas salgan bien, apostamos al órdago mayor si hace falta, nos empeñamos una y otra vez, pero la vida está llena de giros y obstáculos inesperados, rayos y truenos que nos asaltan y nos hacen naufragar. Justo cuando parece que tu barco llega a tierra y parece que se aproxima a buen puerto o cuando crees que tienes el timón bajo control y con buen rumbo...aparece una gran ola  y te tira y caes sin flotador. Si tienes suerte, sólo te haces un pequeño golpe que podremos curar con una simple tirita, pero otras heridas son más profundas de lo que parecen en un principio y se necesita más que una tirita, con algunas heridas te tienes que quitar la tirita, quizás mejor dejarlas respirar y darles tiempo para cicatrizar y curar.

Un golpe aquí y otro allá, e incluso hasta nos hacemos daño a nosotros mismos y nos autolesionamos, o se lo hacemos a los demás., queriendo o sin querer y sin darnos cuenta.Y lo peor es, ¿¿cómo descubrir la manera de controlar el daño que hemos hecho, o el que nos han hecho??, ¿¿cómo podemos arreglarlo?? 
A veces incluso, el daño nos pilla tan de imprevisto que es algo que ni siquiera podemos ver y no somos capaces de poner la tirita, porque no sabemos dónde.

Todos estamos dañados. Algunos más que otros. Cargamos con el dolor desde la infancia y luego, como adultos, seguimos a cuestas con él e incrementándolo, es parte de los riesgos vitales que asumimos desde que nacemos. Pero, la misión más importante es seguir intentando buscar una cura, poner una tirita, un remedio y dar lo mejor de nosotros mismo para minimizar los riesgos a dañar.

lunes, septiembre 27

Tiempo

El reloj no deja de importar décimas de segundos, segundos, minutos, horas, eternidades... sigue sumando sin parar y restando sin cesar, no se detiene y sigue corriendo, tick-tack, tick-tack, tick-tack….como el sonido de una bomba, cuenta atrás…y mientras tanto, las cosas alrededor siguen su curso y movimiento, por inercia o no. Parece que el tiempo vuele y se esfume raudo y veloz, apenas sin consciencia de que esté corriendo o también, otras ocasiones se toma la bondad de ralentizar los momentos, movimientos a cámara lenta, bullet time, incluso parece que el tiempo juega con nosotros a su antojo, el tiempo se relentiza, flota y hasta parece que se para y desaparece. Nos deja encerrados en un momento, sin poder movernos ni en una dirección ni en otra, nos paraliza y nos deja en una escena para siempre, de la que no somos capaces de escapar, inactivos e inertes, bloqueados y noquedos.

Tiempo que se queda. Tiempo que se aleja. Tiempo.

jueves, septiembre 9

E-Motions

Cuando se vive tan predispuesto a que todo te haga sentir, al final te dejas arrastrar a un terreno altamente movedizo. Sentir un algo, un mucho, un poco, algo bueno, algo menos bueno,…el caso es sentir, saber que estás viviendo, que la vida fluye y sigue corriendo por tus venas. Justo para eso, la vida ya se encarga de provocarte continuamente y arrancarte emociones sin cesar, o sino uno las busca incansablemente.

Los seres “normales” necesitan nutrirse de cosas reales para sentirse vivos: la familia, los amigos, el amor, …otros seres “anormales” también se nutren de otras cosas irreales, cosas inventadas, proyecciones y percepciones imaginarias y paranoicas que nacen de su foro más interno, porque sí.

Pero, solo una cosa es fundamental para realmente estar vivos, un corazón que lata sin parar y que nos permita sentir. El problema es cuando el corazón se siente en peligro y amenazado y duele, entonces podemos responder de dos maneras: corremos huyendo o atacamos, hay un término científico para eso, “lucha o muere” y sale a flote el instinto más básico y primario de protección.

Quizás haya otra forma de salvaguardar al corazón para la que contamos con nuestro mejor aliado, el tiempo,  es la manera más difícil y dura, pero posible y eficaz: resetear, anular y neutralizar lo que sentimos, buscar e inventarnos nuevas cosas que nos hagan sentir.

miércoles, septiembre 8

Dulces sones de jazz

Desayuno sin diamantes y jazz para una trasnochada mañana cualquiera de domingo y resaca. Como si de unos surrealistas personajes sacados de una novela de Murakami fueran, se sentaron a la mesa de un café, pero no era una mesa cualquiera y conversaron delicada y tranquilamente sin prisas para nada, sin nadie a quién esperar, sin nadie a quién recibir.
Los días de vino y rosa empezaban a cobrar un tinte de desidia, pero con una leve pincelada de decepción, aunque también de emoción y expectación por la espera de que pasaría ahora, ¿¿cual el siguiente paso??.
Tomó riesgos, acató y asumió las consecuencias para bien o para mal.
Pero las decepciones siempre están ahí, vivimos expuestos a ellas, es parte de la factura vital, notas de decepciones e ilusiones que nos marcan improntas y nos predisponen el ánimo para bien o para mal.
En su cabeza seguían sonando las dulces notas de jazz, un mundo desconocido se abrió para ella de par en par, sin saber por qué le llamó poderosamente su atención y le sedujo irremediablemente por secuencias y ritmos complemente irracionales. Acordes y desacordes afinados y desafinados que le envolvían en algo inexplicable y surrealista y le enganchaban a un submundo atemporal.

miércoles, septiembre 1

Contradicciones

El día se hacía ya pesado, sus pies pesaban, su cuerpo le pesaba, como si le costara seguir anclada al suelo, era como si su cuerpo quisiera echar a volar hacia alguna parte y perderse para siempre. Desaparecer.

Otra vez, aparecía el conflicto, sentimientos encontrados de nuevo, una vez más se perdía en la vulnerabilidad de los sentimientos, sentimientos inapropiados para gente inapropiada. Sentía nostalgia y tristeza de todo lo que le había acompañado hasta entonces y había tenido que abandonar.

Abatida y desorientada siguió caminando hacia algún lugar no sabía donde, a algún sitio llegaría o tan sólo disfrutaría del camino, así que simplemente se dejó llevar, a veces no hay más camino que dejarse llevar, pero deseaba que Dña. Coherencia le dictara el camino. Sin embargo, ella no aparecía por ningún lado para marcarle el rumbo, sólo hacía acto de presencia Dña.Contradicción una vez más para volverle a confundir.
Deseaba ver luz y que le alumbrara su paso confundido, extraño y pesado.