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sábado, diciembre 31

Balance del 2011: Formas y maneras de ganar un pedazo de cielo

Avanzar en la travesía de su desierto particular, ese fue su mayor reto al comenzar el año. Dejar atrás el dolor y el sufrimiento, la culpa y la pena, las lágrimas y los fríos pálpitos... Poner nuevo rumbo optimizando el poco tiempo que la vida nos regala, ese su mayor empeño, y todas sus fuerzas las canalizó en conseguir sonreírle a la vida sin atisbo de rencor, ni más llantos desconsolados a la luz de la luna solicitando un consuelo que nunca llegaría....
El año se presentó lleno de nuevos lugares a descubrir, Mundo Evento arrancaba motores allá a principios de año subiendo montañas nevadas con un atuendo no apropiado, pero ella subió a pesar de todos los inconvenientes. Ha sido el año de subir y subir y de trepar y trepar por caminos nunca antes explorados, pero lo mejor es que nunca le defraudaron las ganas, ni el empeño de intentarlo. Ha sido, sobre todo (lo más destacable), un año de viajes muy afortunados y felices, principalmente porque tuvo la dicha de contar con la mejor compañía posible. Reencuentros muy dulces con el chico estadístico en la siempre deliciosa Toscana y con sus montañas violáceas y el chico del norte, de birras de litros y trajes ajustados bávaros. Año de mil aventuras estivales con tiendas de indios y sacos que abrigan cuando la brisa marina es más fría, año con manos que mecen alta genialidad y creatividad, con bailes y muchos cantes indies hasta altas horas del amanecer marcando nuevas revoluciones de indignados hartos de este sistema corrupto y viciado que ya no hay quien lo arregle....
Ha sido el año de por fin hacer borrones y cálculos nuevos, y por fin, poder desistir de alcanzar imposibles, dándose cuenta de que al no depender de ella debía dejarlos ir sin más... sin más torturas que la aceptación de que las cosas quizá, estuvieran muy bien así como están.
Por encima de todo este año lo han compuesto todas y cada unas de las personas que le han ido acompañando y han compartido este viaje anual y vital...ellos los protagonistas de este escenario. Los de siempre y los nuevos, a los que el destino puso en su camino. Haciendo especial mención a los que siempre están ahí al lado y han tendido la mano cuando sus estados no fueron  muy lúcidos y en auge: su familia, a la que tan sólo da gracias al universo por la gran familia que le arropa y tiene, a Lady Peces, que ya sin ella su vida se quedaría sin esa perspectiva chispeante, fresca y original que tanto bien le hace, Xarini, que sin ella ya podría decir como la canción "sin ti,  no soy nada", a su Lady Perlas que le devuelve a la cordura y sensatez cuando su olla patina (que es muy a menudo), al Campeón de las Artes Marciales (como le denomina Lady Peces) que siempre empuja del carro y muestra siempre el lado positivo de las cosas, a su Super Röhmer que mece las manos más geniales y creativas que nunca antes vió y que le devuelve a esos mundos de sueños oníricos, artísticos y sensibles que tan importantes para ella son, a su familia de la Fábrica de la Luz, que le iluminan día tras día y desde el primer café de la mañana y por los que siente adoración,  a sus dandis del extrarradio: el chico valiente y el chico de los colores verdi-blancos, de los que aprende día tras día y dibujan siempre sonrisas, a Martita, ejemplo vital de lucha, renovación y superación, a la chica de sevillanas maneras que ahora tuvo que marchar cuando justo encontró algo importante, pero  seguro volverá porque Sevilla la quiere, al chico programador con el que siempre es agradable disfrutar en alto modo vital, a su primísima, ahora la chica de las montañas blancas, fiel compañera indie y amiga sobre todo, al chico de la alta estima con el que siempre encuentra especial luz espiritual y motivadora.... a todos y cada uno de los que en algún momento compartieron un especial momento, sin olvidar a nadie...y es que afortunadamente fueron muchos los momentos compartidos y disfrutados, va por todos ellos un recuerdo y unas infinitas gracias.
Especial mención, también, al chico que estudiaba trading y comía chocolate, que de alguna forma sigue estando en su vida, porque a Dios y al universo pide todos los días para que esté bien y feliz allá donde esté, quizá él nunca supo que siempre el corazón de ella estará inundado para siempre por su infinita esencia tan apreciada e irrepetible, de la que pudo un día gozar.

Estos días últimos del año, le daban un poco de nervios y angustia por la nostalgia que siempre viene a ella, sin poder evitarlo, por la tristeza del paso del tiempo, de lo que ya nunca más volverá, de las despedidas y las añoranzas, melancolía de los cubiertos en la mesa que nunca más se pondrán y del sillón vacío que llora su falta, especial ausencia la que ha dejado su nonna, a la que siempre y cada día le hará recordar con una sonrisa, cuando exclame cada una de las frases suyas que le hacían exclusiva, a la que siempre su corazón guardará como otro gran tesoro que la vida le ofreció.

Por todo y cada uno de los momentos vividos en este año, brindó con lágrimas de felicidad, y algo de morriñas...y así volverá a brindar por el nuevo año a punto de arrancar con renovados aires nuevos... Feliz año nuevo, 2012,  a tod@s!!



"Ya no me voy a ocultar, se ve mejor desde lo alto. Desde ahora hasta el final ...sólo yo mido mis pasos.Nunca he querido crecer, ni está mi techo en el cielo. No he tenido que seguir ningún camino trazado.
Siempre he podido elegir y equivocarme de almohada, por eso estoy aquí ...no me arrepiento de nada. Ahora me toca aprender ...verlo latiendo fuera. Harás y romperás ...siempre estaré donde quieras. 
Hemos llegado hasta aquí ..Sabremos antes que nadie si somos de verdad..pedazos de algo importante. Sé lo que voy a pensar cuando lea esto mañana, por algo lo escribí ...no me arrepiento de nada." 
(Harás y romperás)



viernes, diciembre 30

Don Invierno toma asiento

Don Invierno, en poco más de un día después de aterrizar en la fría estancia, se adueñó de todo. Así, por su inexpresiva cara blanca lo inundó todo con su capa grisácea de tergal que dibujaba  rombos poliédricos, los cuales se movían al compás del viento del Norte, con sus botas negras altas de tacón retorcido que hacían un extraño y ensordecedor ruido a cada paso dado, con sus anchos pantalones del que le colgaban algo parecido a unas espuelas de metal pesado, como si de un jinete del apocalipsis se tratara, con sus guantes de pelo de piel sintética imitando a la apreciada pitón, con la bufanda  que le daba tres vueltas trepando por su largo cuello y que recubría su frígido rostro, y por supuesto, con su borsalino negro, cual dandi trasnochado y caduco y sacado de cualquier bar de secundaria carretera.
Sus atuendos ridículos no eran muy de quitarse el sombrero (todo lo contrario), pero lo que más le inquietaba era su expresión totalmente hierática y de una frialdad que le asustaba en demasía. Fruto de ello era que casi ni se atrevía a saludarle, y ni mucho menos a preguntarle que le apetecía tomar, - a saber lo que a ese señor se le antojaría!! -, ni siquiera se atrevía a cruzar una minúscula y esquiva mirada, no fuera a ser que le contagiara esa frialdad casi eléctrica.  Pues, cada día ella la combatía tomando una buena dosis de antídotos de la mejor materia prima, apartados y reservados exclusivamente para ella en el Mercado de la Alegría del barrio suyo natal.
Sí, la verdad es que la frialdad era algo que se le resistía, por eso se había dado cuenta de que nunca jamás empatizaría con ese señor por más que lo intentara año tras año. Sus formas heladas y sin cálido entusiasmo alguno, era todo lo opuesto a las maneras que ella practicaba con delicada y exquisita entrega desde hacía tiempo, de tal forma que ni perdería su valioso y apreciado tiempo en pretensiones que no le iban ni venían, ni en algún modo podían aportarle algo que fuera de su interés....hacía tiempo que su temporizador oscilaba sólo en temperatura ambiente de 24º-26º y de ahí no se movería...!!. 
Mientras tiritaba, pues algo de frío le entró por el cuerpo irremediablemente, se le ocurrió invitar a que les acompañara en esa gélida estancia, a su eterna prima Vera que seguro gracias a su compañía, le ayudaría a paliar tan toscas formas y  modos tan tan congelados. 


"Se ha nublado otra vez. Con mis hombros me resguardo del frío.
Al pasar por tu casa me detengo un instante y no sé qué es lo que estoy buscando. Has cambiado el color de las cortinas de tu cuarto.
Ya no…ya no siento nada. Se fue...sigo mi camino. Hoy sé…que desde mañana no me cogerá de paso..." (Frío. Maga)

martes, diciembre 27

Coleccionista de besos con formas de nubes

Miraba absorta por la ventanilla sólo supervisando las formas de las nubes que nadaban suspendidas y dibujaban a su alrededor perfiles que sólo ella podía entender. Navegar en las alturas era lo que tenía, que podía contemplar el cielo de igual a igual, desde el mismo plano superior e infinito de lo sideral, y mientras observaba, imaginaba y se relajaba, y sentía la más firme seguridad de estar justo donde debía estar sin el menor atisbo de dudas.
Haber encontrado tanto, tanto de bueno en su corta e intensa vida, le daba una tranquilidad pasmosa y se sentía casi bendecida y en máxima plenitud. Por obra y gracia de los dioses, su sino la lanzaba a poner nuevo rumbo a la isla de los dioses, mientras era consciente de que sólo unos cuantos privilegiados podían hacer escala allí. Ya sabía de antemano que era un destino que la diosa de la fortuna le había hecho entrega en modo intransferible y así lo disfrutó en la escala máxima de las notas melódicas de sol.
- Y, ¿cuántas nubes nuevas habían llegado sin ni siquiera ella solicitarlas, o incluso soñarlas?- así de repente, y allí estaban esperando sólo por y para ella, exclusivamente para su promotora e impulsora... Y resultó que aquellas nubes la depositaron en una galaxia nueva por descubrir, extraordinaria e inédita, sí, pero en la que no se sentía fuera de lugar, ni incluso incómoda por la novedad o desencajada...todo lo contrario! Los besos de nubes que el viento le proporcionaba a cada instante, eran tan tan dulces como la misma papaya más exquisita que nunca antes probó...
El paraíso terrenal ese que se difuminaba ante sus ojos en la delicada línea azul del horizonte era tan inmenso y especial, que su yo más profundo alcanzó un estado de levitación desde la serenidad, en donde ya ningún ruido que perjudicara le alcanzaría, sólo el silencio y el sosiego más placentero habitaba sin la menor perturbación posible. Así pasaba cada granito de arena por su reloj, al igual que el máximo empeño en que ninguna nube gris se pudiera depositar sobre su cabeza. Su único esfuerzo era afanarse en que nada desluciera los momentos felices en su isla perdida, al tiempo que se dedicaba a coleccionar los más gratos besos depositados por cada nube pasajera y etérea, que ella se distraía supervisando al pasar con sumo cuidado, a la vez que iba rayando en el aire dulces palabras que el viento jamás pudiera soplar para llevarse, porque permanecerían para siempre en la retina azul de sus recuerdos más distinguidos.
Gracias al chico de las montañas del norte, todo encajó en la más absoluta perfección de quien halla la suerte de disfrutar entre islas coralinas de mares transparentes, o caminando entre calles llenas de ofrendas de gratitud, o en  medio de montañas verdes de frondosa y cálida vegetación, o entre cascadas de aguas que caen al vacío sin miedo alguno, o mientras contemplaban suspendidos en lo efímero y a la vez en lo eterno, el más bello atardecer desde una terraza repleta de arroz que crecía entre la total fertilidad de los momentos que colman y llenan el alma, y que abrazan mirando al más inmenso e infinito horizonte, que se postraba dichoso ante ellos. Ambos se descubrieron amantes, pero sobre todo admiradores de tanta belleza terrenal, al tiempo que se mecían justo en el filo del cielo teñido de los colores apasionados del ocaso más espléndido, que nunca antes habían tenido la dicha de gozar....




"Aquellos safaris sin fin se esfumaron sin avisar. Hoy he vuelto a notar cada nube es un plan, se transforma al viajar y no pesa y se va. Somos nubes, no más..." (LOL)