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jueves, febrero 17

Hilos rotos

Dolor aún habitaba en el fondo de su maleta roja de equipaje, a pesar del segundero aliviador y en continuo viaje. Sentía un interno impulso de comunicarle, de escribirle, de plasmarle y de hacerle llegar de alguna manera cómo era ahora su nuevo y desconocido hábitat natural o antinatural, cuáles sus vibraciones vitales. Su hilo conductor se rompió y dejó de transmitir y ojalá hubiera quedado algún mínimo filamento por el que hacerle llegar y compartir sus nuevas percepciones...
Echaba de menos, seguía extrañando todavía, aunque ya no sentía impulso de coger el teléfono y marcar su número compulsivamente para contar, como antes contaba... sus largas charlas llenas de matices las echaba de menos, y le faltaba aquella larga y sanadora conversación que se debían, sin final.
Los deshilachados hilos se habían ido destejiendo y decolorando demasiado con el paso del segundero, ya no sabía si esos hilos descolgados podrían algo remendarse o si bastaba con hacerle llegar una interminable carta que comenzó un buen día a tejer con su dedo pluma de las buenas intenciones, o simplemente esa carta, con dirección desconocida, dejarla destejer tranquilamente con los hilos rotos del tiempo irremendable... 

jueves, febrero 10

Y si...???


Y sus ojos se cruzaron en ese preciso instante, en el mismo lugar y en el mismo micro segundo. El arte del azar los colocó a la vez en el mismo y lineal plano de miradas magnetizadas, sin saber por qué, sin saber dónde, sin saber cómo, sin saber hacer, sin saber decir, sin saber mirar...
-...y si....??? ...y si hubiera comunicado?? ...y si mi mirada....?? y...si mi mano...??- continuaba mascando y regurgitando "y sis.." ilimitados e infinitos. Interminable sucesión de condicionales espirales e hiperbólicas que le zumbaban, martilleando una y otra vez. 
Cuántas incógnitas que ya nunca más serían despejadas. Cuántas preguntas que el viento del oeste se llevaría para siempre jamás en el vendaval de las hipótesis pasajeras e inertes.  El viento del oeste las arrastraría muy lejos y permanecerían depositadas en la estantería de la historia no escrita que llevamos a cuesta. Allí moririan para ser resucitadas, o no.

martes, febrero 8

Nihilismo imantado

Nadar en la nada y hacia la nada sienta muy bien, pero nadar sin nada y libre, sienta aún mejor. Estar como Eva al desnudo y asumirlo de manera tranquila, sosegada y relajada, sin más pretensiones que seguir nadando....
Ya!!!...ya sabía que nadando dando brazadas de mariposas nihilistas, una se exponía a todo y a nada a la vez, todas las opciones posibles y ninguna opción sin ser, o alguna opción terminaría por cuajar!!?? sí!! sería su opción, la mejor, la favorita, la ganadora, la elegida, la que tuviera más puntos a su favor....buceaba con los ojos bien abiertos y vigilantes, como buscando todo y nada a la vez, sin dejar pasar una sola oportunidad o dejando marchar todas las posibilidades.
Se zambullía cada día en nuevos y apasionantes mundos llenos de arco iris no predeterminados y autocoloreados por todos los tonos y matices posibles, cada día elegía un color, o varios a la vez, para pintar su nada. Colores sin sombras, sin rastro de opresiones, ni pretensiones, eran los colores que le apetecía en cada momento,  a veces eran confusos y difuminados, pero otras veces eran resplandecientes y llenos de brillos nuevos.
La existencia de toda esa gama coloreada estaba abierta a cualquier o ninguna variable posible, variables sumergidas en vitalistas, valiosas  y trascendentales olas profundas.


Después de nada, o después de todo 
supe que todo no era más que nada. 

José Hierro

sábado, febrero 5

Erase un vez un cepillo de dientes errante que llegó a la cima

La inspiración le empezaba a abandonar, Don Demiurgo jugaba al escondite con ella, aparecía y volvía a desaparecer, le mostraba su mejor cara para fugarse al instante. 
Pensaba que subir a la cumbre le iba a inspirar y proporcionar nuevo aliento sugerente, aire envuelto en helado, pero vital hálito, brisa tenue y delicada, y olores a magestuosos abetos y robustas encinas, le devolverían a una nueva dimensión esclarecedora, le aclararía y ordenaría su mundo, orden decimal o alfabético???
Pensaba que sentarse allí con mirada de concordia y desde la cima ver a sus pies el mundo, el valle, el río, la nieve, las nubes,...toda esa fabulosa vista matutina,  clasificarían sus pensamientos por orden de importancia. Pero no, bajó de la cumbre más perjudicada y llena de interrogantes aún de lo que subió, no entendía nada.
Su mundo estaba vuelto del revés, y ni idea de cómo reajustar las nuevas coordenadas de eje multidimensional. Era como aprender de nuevo a andar sin tirantes, ni manos que le sujetaran y le evitaran caídas. Pasos errantes a través de la cuerda floja y sin equilibrio alguno.
- ¿ Quieres traerte tu cepillo de dientes y lo dejas aquí?- le preguntó él, -no, no te preocupes tengo mi cepillo de dientes de bolso, de esos que llevas siempre encima...es mi cepillo de dientes errante- dijo ella, con cierto aire irónico y esbozando una blanca sonrisa.
Ahora, su sonrisa relucía blanca y triunfante, pero no sabía si sonreiría a aquello que realmente mereciera la pena, no sabía el orden de prioridades a las que poder sonreír ,o sí lo sabía, pero todo le perturbaba y le era ajeno al final, como si nada pudiese ya discernir, su nuevo orden o pseudo orden, hubiera dejado de tener coherencia y sensatez y así, sin coordenadas acertadas, los cepillos de dientes errantes  que llegan a la cima, se pierden en el limbo nómada para siempre.