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jueves, febrero 25

Vértigo y deseos

Se limitó a coger el avión rumbo hacia donde le indicaba el billete, allí le esperaban las montañas y la cercanía con el cielo, más cerca que nunca. Los pronósticos no eran nada halagüeños para volar y aunque la tempestad que se agitaba a su alrededor le intranquilizaba, sabía que ahora más que nunca, viniese por donde viniese la borrasca podía hacerle frente. Su paz interior sabría cómo guiarle hacia la calma.

Con ella viajaban nuevas emociones hacia un deseoso reencuentro, por el cristal de su asiento imaginaba a través de las nubes ¿como sería?, ¿qué sensaciones tendría?, ¿qué le transmitiría su mirada?, y ella, ¿qué le transmitiría ahora?, habían pasado ya algunos meses desde su anterior encuentro y habían cambiado percepciones, los dos habían experimentado profundos cambios, pero algo les seguía uniendo como si el tiempo no hubiera pasado, - ¿qué hace que las personas conecten tan intensamente?- seguía meditando mientras cruzaba nubes muy negras y borrascosas y sintiendo el vértigo cuando miraba hacia el horizonte incierto y sin definir.

El deseo de llegar a su destino le iba invadiendo cada vez más, y aunque fuera sólo por unos días, podía ya intuir que allí le esperaban grandes momentos por vivir, nuevas sensaciones que descubrir y nuevas postales que nunca olvidaría.

jueves, febrero 11

La jaula

Se levantó aquella mañana como tantas y tantas otras mañanas, así comenzaba su rutina, como cada día laborable. Su deambular hacia el armario era somnoliento y envuelto todavía por aquel extraño sueño que le turbaba, abrió sus puertas imaginando como sería su atuendo para ese día, aunque después de todo era un día más, nada especial, eligió el negro, porque sí…

Su café le estaba esperando como cada día, un dulce sorbo, mientras su cabeza, como por inercia, seguía intentando poner en pié aquel sueño, como piezas que iba ensamblando en un puzzle, pero…-buah, nada tenía sentido, ¿para qué darle más vueltas?- pensaba, mientras se miraba al espejo, casi sin reconocerse, y se camuflaba el pálido rostro con unas pinceladas rosáceas. Tras unos minutos, ya estaba lista para salir a saludar al nuevo día.

Tan sólo le faltaba un detalle para completar su apariencia, la jaula con su pajarito, pero al colocarla sobre su cuello, algo faltaba..., el pajarito, ya no estaba allí, -¿a dónde habría ido?, ¿cómo se habría podido escapar de aquí?- pensaba, tomando la jaula y observando incrédula que el pajarito le había abandonado.

lunes, febrero 8

Burbujas de vida

El encuentro fue fortuito, una jugada más del destino, o no...Casi por casualidad, los tres se pudieron conocer, con una birra en la mano, en medio de una plaza cualquiera, de cualquier ciudad que se precie.
De repente, los tres cruzaron sus miradas y algo les unió para siempre, quizás fueran sus miradas infantiles y embobadas hacia una perecedera burbuja de jabón, los tres alzaron la vista al infinito mirándola, como buscando algo, quizás otra repuesta más, otra señal más que la vida les ofreciera...¿alguna pista tal vez?

A partir de ahí, todo fluyó sin dilaciones, los tres estaban ávidos de compartir y de escuchar historias llenas de vida, lo que les llevó a reflexionar cuan efímero era todo, de que caminamos siempre por la delicada línea roja, siempre al borde del precipicio, entre la cordura y la locura…y que en cualquier momento podemos estar en el lado de “los olvidados”, auque olvidados y no olvidados seamos todos al fin y al cabo…

El hombre de las burbujas, desde luego, narraba sin sentirse olvidado, sin reproches,….hablaba desde la aceptación de que todo es una cadena y de que cada hecho vivido es una consecuencia de nuestro anterior movimiento. El hombre de las burbujas era un tipo feliz, alegre, que nos regaló sonrisas, y sabias palabras, nos regaló una bonita burbuja de vida….