Mi lista de blogs

jueves, febrero 17

Hilos rotos

Dolor aún habitaba en el fondo de su maleta roja de equipaje, a pesar del segundero aliviador y en continuo viaje. Sentía un interno impulso de comunicarle, de escribirle, de plasmarle y de hacerle llegar de alguna manera cómo era ahora su nuevo y desconocido hábitat natural o antinatural, cuáles sus vibraciones vitales. Su hilo conductor se rompió y dejó de transmitir y ojalá hubiera quedado algún mínimo filamento por el que hacerle llegar y compartir sus nuevas percepciones...
Echaba de menos, seguía extrañando todavía, aunque ya no sentía impulso de coger el teléfono y marcar su número compulsivamente para contar, como antes contaba... sus largas charlas llenas de matices las echaba de menos, y le faltaba aquella larga y sanadora conversación que se debían, sin final.
Los deshilachados hilos se habían ido destejiendo y decolorando demasiado con el paso del segundero, ya no sabía si esos hilos descolgados podrían algo remendarse o si bastaba con hacerle llegar una interminable carta que comenzó un buen día a tejer con su dedo pluma de las buenas intenciones, o simplemente esa carta, con dirección desconocida, dejarla destejer tranquilamente con los hilos rotos del tiempo irremendable... 

1 comentario:

  1. ay, hija...qué te puedo decir?? a veces el tiempo no pasa impasible...pero no es el tiempo, es la velocidad de los acontecimientos diferentes..
    Yo creo que las cartas SIEMPRE deberían llegar a su destinario, incluso las que se rompen en mil pedazos y se tiran a la chimenea ( a lo Mary Poppins)

    ResponderEliminar