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martes, diciembre 27

Coleccionista de besos con formas de nubes

Miraba absorta por la ventanilla sólo supervisando las formas de las nubes que nadaban suspendidas y dibujaban a su alrededor perfiles que sólo ella podía entender. Navegar en las alturas era lo que tenía, que podía contemplar el cielo de igual a igual, desde el mismo plano superior e infinito de lo sideral, y mientras observaba, imaginaba y se relajaba, y sentía la más firme seguridad de estar justo donde debía estar sin el menor atisbo de dudas.
Haber encontrado tanto, tanto de bueno en su corta e intensa vida, le daba una tranquilidad pasmosa y se sentía casi bendecida y en máxima plenitud. Por obra y gracia de los dioses, su sino la lanzaba a poner nuevo rumbo a la isla de los dioses, mientras era consciente de que sólo unos cuantos privilegiados podían hacer escala allí. Ya sabía de antemano que era un destino que la diosa de la fortuna le había hecho entrega en modo intransferible y así lo disfrutó en la escala máxima de las notas melódicas de sol.
- Y, ¿cuántas nubes nuevas habían llegado sin ni siquiera ella solicitarlas, o incluso soñarlas?- así de repente, y allí estaban esperando sólo por y para ella, exclusivamente para su promotora e impulsora... Y resultó que aquellas nubes la depositaron en una galaxia nueva por descubrir, extraordinaria e inédita, sí, pero en la que no se sentía fuera de lugar, ni incluso incómoda por la novedad o desencajada...todo lo contrario! Los besos de nubes que el viento le proporcionaba a cada instante, eran tan tan dulces como la misma papaya más exquisita que nunca antes probó...
El paraíso terrenal ese que se difuminaba ante sus ojos en la delicada línea azul del horizonte era tan inmenso y especial, que su yo más profundo alcanzó un estado de levitación desde la serenidad, en donde ya ningún ruido que perjudicara le alcanzaría, sólo el silencio y el sosiego más placentero habitaba sin la menor perturbación posible. Así pasaba cada granito de arena por su reloj, al igual que el máximo empeño en que ninguna nube gris se pudiera depositar sobre su cabeza. Su único esfuerzo era afanarse en que nada desluciera los momentos felices en su isla perdida, al tiempo que se dedicaba a coleccionar los más gratos besos depositados por cada nube pasajera y etérea, que ella se distraía supervisando al pasar con sumo cuidado, a la vez que iba rayando en el aire dulces palabras que el viento jamás pudiera soplar para llevarse, porque permanecerían para siempre en la retina azul de sus recuerdos más distinguidos.
Gracias al chico de las montañas del norte, todo encajó en la más absoluta perfección de quien halla la suerte de disfrutar entre islas coralinas de mares transparentes, o caminando entre calles llenas de ofrendas de gratitud, o en  medio de montañas verdes de frondosa y cálida vegetación, o entre cascadas de aguas que caen al vacío sin miedo alguno, o mientras contemplaban suspendidos en lo efímero y a la vez en lo eterno, el más bello atardecer desde una terraza repleta de arroz que crecía entre la total fertilidad de los momentos que colman y llenan el alma, y que abrazan mirando al más inmenso e infinito horizonte, que se postraba dichoso ante ellos. Ambos se descubrieron amantes, pero sobre todo admiradores de tanta belleza terrenal, al tiempo que se mecían justo en el filo del cielo teñido de los colores apasionados del ocaso más espléndido, que nunca antes habían tenido la dicha de gozar....




"Aquellos safaris sin fin se esfumaron sin avisar. Hoy he vuelto a notar cada nube es un plan, se transforma al viajar y no pesa y se va. Somos nubes, no más..." (LOL)

2 comentarios:

  1. ha sido imposible comprimir tantos y tantos e-feelings, tantas emociones al borde del mar, encima de las montañas, entre la vegetación selvática, entre los peces y sirenas que me miraban sin extrañezas, entre tanto tanto.... imposible resumir!!!! esto sólo es una pincelada... aynnsss qué maravillas hay en este mundo..!!!!

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