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miércoles, septiembre 8

Dulces sones de jazz

Desayuno sin diamantes y jazz para una trasnochada mañana cualquiera de domingo y resaca. Como si de unos surrealistas personajes sacados de una novela de Murakami fueran, se sentaron a la mesa de un café, pero no era una mesa cualquiera y conversaron delicada y tranquilamente sin prisas para nada, sin nadie a quién esperar, sin nadie a quién recibir.
Los días de vino y rosa empezaban a cobrar un tinte de desidia, pero con una leve pincelada de decepción, aunque también de emoción y expectación por la espera de que pasaría ahora, ¿¿cual el siguiente paso??.
Tomó riesgos, acató y asumió las consecuencias para bien o para mal.
Pero las decepciones siempre están ahí, vivimos expuestos a ellas, es parte de la factura vital, notas de decepciones e ilusiones que nos marcan improntas y nos predisponen el ánimo para bien o para mal.
En su cabeza seguían sonando las dulces notas de jazz, un mundo desconocido se abrió para ella de par en par, sin saber por qué le llamó poderosamente su atención y le sedujo irremediablemente por secuencias y ritmos complemente irracionales. Acordes y desacordes afinados y desafinados que le envolvían en algo inexplicable y surrealista y le enganchaban a un submundo atemporal.

2 comentarios:

  1. En cuanto a la decepción, te invito, entonces, que leas el post que he subido! ;)
    En cuanto todos los demás, sé la clave de sol que marque el resto del pentagrama :)

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  2. Demasiadas expectativas proyectamos, demasiado derroche de energía y empeño, pero es el precio de vivir....lo asumo!!!

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