Camino interior

Visualizar una vida al revés, atrapó sus pensamientos que los recondujeron a la reflexión. Y mientras visualizaba, le resultó fantástico sentir la necesidad de abandonar de una vez por todas su dramatismo estúpido que tanto le desviaba la atención de las cosas realmente importantes. Una centelleante y vital chispa se le encendió en su interior, de nuevo sentía la necesidad imperiosa de volver a la vida, sentirla y vivirla así tal cual era, valorando cada nota musical que le acompañaba en sus pasos, no más lamentos y cánticos tristes de sirena, no más quedarse imantada al nihilismo exacerbado. Esperaba que durase esta sensación para siempre.

Mientras seguía visualizando, marcó un plan, trazó una línea por la que caminar, objetivos por cumplir, intentaría lograrlos, lo haría con todas sus fuerzas, pero también se propuso no olvidar mirar alrededor y vivir, vivir a fondo, despojada de miedos estúpidos, porque era su vida y era lo único que le pertenecía, sólo tenía una y era dueña de su destino en gran medida. Algún día llegaría el final y en ese final si que llegaría la nada y en la nada se quedaría todo su mundo interior para siempre.