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jueves, abril 21

Despedida o cierre

Él llegó apresurado a su cita. Ella había insistido como siempre, de otro modo ya nunca más se hubieran vuelto a apreciar sus rostros cambiados. Ella esperaba sentada, siempre esperaba paciente, siendo consciente de cual era su papel, y así lo había elegido. Sus ojos se saludaron, pero ya poco tenían que contarse, vivían en galaxias no sólo diferentes, sino también casi opuestas. 
- Cuéntame tú!- dijo él, como con gesto acelerado. ¿Cómo podría iniciarse una conversación de aquella manera?, pensó ella, -¿qué quieres que haga un monólogo?- dijo ella, casi sin dar crédito, aunque si recordaba bien, ya  aquellas palabras volvían a su memoria, casi por segunda vez. 
Mundos diferentes aparentes, envueltos de aquellos ingredientes que cada uno se había ido ocupando de elegir para aliñar y dar más o menos sabor a sus vidas. Ella hablaba de tiempos de paz, de dulces momentos, alababa su vida tal y como se le había presentado, eso sí, era la que había ido eligiendo, ni más, ni menos...ni mejor, ni peor.... pero, ella se había dedicado a seleccionar cuidadosamente cada condimento que iba añadiendo. Aunque, también había omitido los tiempos de guerra que aún perduraban y los ingredientes que, aunque no seleccionados, se habían presentado agrios y que tuvo que digerir sin otro remedio.

Sin saber por qué, y aún con el "adiós" en la mano, en el fondo de nuevo aparecía la sensación de querer ponerse siempre la misma armadura de Juana de Arco y rescatar, o al menos intentar. Sin saber qué extraño motivo le conducía a esa guerra, pero Superwoman quería enfundarse de nuevo su vestimenta en calidad de la noble amistad que le había profesado y deseaba que ojalá pudiera pacificar algo. Quería seguir estando en modo incondicional por si pudiera aportar algo, de todas formas...

De nuevo la despedida, de nuevo subió a un tren, de nuevo puso rumbo a ningún sitio y a todos a la vez, y  de nuevo la misma sensación de lejanía hacía aparición, aunque últimamente se sentía lejana y ajena a todos los que la rodeaban, así que tampoco le resultaba extraño sentimiento.
Sería posiblemente su última cita, y así se despidieron, reproduciendo la misma escena que siempre se repetía entre ellos, pero esta vez, sí fue consciente de que iba a ser un definitivo "adiós". Cerrar el ciclo, había que poner un punto en medio de aquella espiral, poner fin al bucle de su atenta y esmerada predisposición hacia su casi nula recepción.

Le invadió una extraña impresión de que esta vez, sí que iba a ser ya una despedida de esas con un punto final y sin puntos suspensivos, tal vez, había llegado el momento de soltar amarras pretéritas. Había dado tanto... y casi nada de recibo!, así que ya era hora de subir al tren y agitar el pañuelo rosa para siempre.

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