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miércoles, diciembre 29

Las alas sin botas


Der Himmel über Berlin. Wim Wenders

Caminaba y caminaba con sus botas ya con las alas cortadas, en vez de alas, colgaban cadenas que le anclaron al suelo para no volar más. Pesadas cadenas de las que debía tirar cada día, quizás le dieran aún más fuerza gravitatoria para no caer, aunque parecía que ya ni la gravedad le funcionaba, pues estaba más tiempo besando el suelo que otra cosa. Dejaría de pintar azules infinitos para pintar verdes de esperanza, dejaría de oír caracolas de cantos de sirena para escuchar nuevas melodías importadas, dejaría de soñar estrellas que con tanto resplandor, puede que se desorientara más aún.
Debería dejar de volar con alas, sin embargo sus viajes astrales le suponían en parte terapéuticos, pero era sólo una terapia momentánea y parcial. Dejarse llevar sin más, le transportaría lejos, sí muy lejos, pero el problema sería que no sabía a qué destino le conduciría, y las consecuencias podrían mostrase irreversibles y descontroladas, y en su actual panorama no podría permitirse ese lujo.
Y aunque los patos se fueran a volar o a bucear, o daba igual donde fueran, el caso es que se habían ido ya lejos, muy lejos, y el movimiento irreversiblemente ya había comenzado.. replegaría velas y una vez más le tocaría  echar a navegar asumiendo todas las consecuencias y los nuevos puertos presentes.
De nuevo volvería a su punto de partida sin puntos cardinales, pero sintiéndose más felizmente acompañada de lo normal y con influjos renovados, seguro que eran los influjos de aquellas estrellas aladas que una noche de diciembre recorrieron volando todo su universo en busca de deseos, e iluminarían sus nuevos pasos, ahora con botas encadenadas.

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