Mi lista de blogs

jueves, abril 7

El príncipe y el dragón

Nuevo amanecer rozando el todo o la nada, dos caminos a elegir y justo se decantaba por quedarse a vivir en tierra media de la concordia. Ni en tierra de todo, ni en la tierra de la nada. Puede que ni supiera, o ni llegara a ser consciente de qué suponía asentarse en el todo, aunque sí sabía qué implicaba estar desterrada en la nada, esa desagradable sensación de vacío nihilista le seguía acosando y torturando en su lado más oscuro. Sin embargo, ella espada en alto, combatía y combatía y no se cansaba de combatir, como aquel príncipe que por salvar de las garras del dragón a su princesa, no dudaba en desenvainar su espada y luchar sin miedo, hasta derrotarlo.
La nada, en contra de todo pronóstico le creaba muchos sinsabores y desidia, y allí no quería exiliarse.
La tierra media a la que debía dirigirse, puede que no conllevara ser un terreno neutral, un terreno con sabor apasional. Le asustaba aquello que no le arrastrara a la intensidad de los momentos. Osaría poder habitar justo en medio de una tierra que pudiera reinventar o redescubrir y que tal vez, le siguiera apasionando, con tiempos que marcaran un tick-tack entusiasmado, penetrante y motivador.
Aquel amanecer, en el que se despejaban los aires de paz,  llegaban cabalgando nuevos tiempos de guerras que se avecinaban y necesitaría nutrirse de fortalezas exaltadas que le impulsaran, y seguro en tierra media encontrara de eso...al menos como el príncipe, el miedo no le paralizaba para pelear y seguir peleando, y posiblemente puede que hasta derrotara al dragón y su princesa pudiera vivir comiendo perdices o meras pizzas barbacoas para siempre jamás, allá en la lejana tierra media.

1 comentario:

  1. Te iba a dejar un comment en plan: sí, hay que combatir siempre, no tirar la toalla, etc.,etc, pero lo de las "meras pizzas barbacoas" me ha dejado hipnotizada!!jajaja

    ResponderEliminar