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miércoles, noviembre 10

La sombra pretérita es alargada

Siempre pensaba que había cosas por las que no pasaría, que jamás tragaría, que no comulgaría con ruedas de molinos, por más que esas ruedas se empeñaran en su movimiento continuo y pesado. Creía que habría cosas que no estarían escritas en su destino, pero ya veía que se equivocaba una vez más... la equivocación está ahí siempre al acecho de cometerse, se había equivocado y ahora ya no había marcha atrás posible, ninguna rectificación ya. Y además, palabras que perdido el orgullo ya, no tendría mas remedio que terminar por tragar.
Sin saber por qué y por mucho que quisiera echar la vista optimista hacia adelante, el pasado le perseguía como su sombra alargada, a cada paso andado, lo llevaba a cuesta, como si se tratara de una pesada condena eterna anclada a sus piernas y por mucho que quisiera deshacerse de él, ya era imposible. Quería olvidar y salir corriendo, huir de todos sus fantasmas que le visitaban con frecuencia. Empezar casi de cero, si se pudiera, -¿habría alguna fórmula nueva de vivir y de contemplar el mundo?, ¿una forma de dejar marchar los viejos hábitos y transformarlos?, ¿una hoja nueva del calendario, en la que poder empezar?...
Iba a ser difícil poner el contador a cero y era imposible no estar impregnada de ese tinte de antaño, de los viejos aromas que sin querer volvían a su paladar constantemente.
Sabía que no iba a ser posible no ser perseguida por el pasado. Pero, de la forma de  su pasado  también, se componía su historia y su esencia, de alguna forma le guiaba.
No olvidar el tiempo pretérito, para no estar condenada a repetirlo, o para no volver a errar y tropezar en la misma piedra, quizás el pasado volviera para ajustar cuentas, o puede que su historia resurgiera de nuevo para ser repetida una y otra vez, y así  aprender algo nuevo de ese pasado, que cambiaría ya para siempre la manera de hacer una lectura certera del presente.
Pero, lo más importante que ahora debía aprender es que la historia más trascendental y esencial , es la que estaba creando justamente en el hoy, en su puerto presente.
Así, se marchó a la cama para seguir escribiendo su presente, con el convencimiento de que llevaba puesto su pasado como una vestimenta perpetua y perenne, aceptando que pasado, presente y futuro serían los hilos tejidos, que tendrían que convivir en una delicada y frágil capa que cubriría siempre su desnudez.

1 comentario:

  1. Me ha encantado. Sobre todo porque me he sentido identificada en algunas de tus palabras. Creo que hay que agarrarse bien porque aprietan tiempos difíciles.
    Y sí, tú lo has dicho el paso sucesivo es la consecuencia del paso anterior. Y hay que caminar, no queda más remedio.

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