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viernes, diciembre 17

En el país de la samba II

Eran las 5am y el sol ya estaba saliendo, sus ojos abrieron pronto, quizás por el entusiasmo de empezar con inmediatez a saludar  al nuevo día. Una ducha, un ligero desayuno de fruta y té le bastaron para ponerse en marcha, aunque su cuerpo y garganta no estaban muy allá, era otro día más descubriendo la ciudad y se sentían felices.
Disponían dirigirse a la zona de la Ribeira y así tras una larga y calurosa espera del destartalado autobús, se plantaron en la Iglesia do Bonfim.
Sin saber cómo, estaban escuchando una misa y sobre todo escuchaban cantar a un ángel, con acento dulce y delicado armoniosas canciones de guitarra dedicadas a alguien llamado Dios.
Sin saber cómo, se pusieron en una cola y el cura presente les roció de agua y así les bendijo, a ellas y a sus lazos de colores de los tres deseos.
Sin saber cómo, sus pasos acalorados y lentos, bajaron una empinada cuesta y miraron al azul que por sorpresa les aguardaba. Era el apacible y versátil mar de Salvador, mitad bravo, mitad manso, y al calor del sol se sentaron y lo contemplaron, desde un tranquilo y modesto chiringuito a los pies de la playa, refrescando sus cuerpos por fin, con una ligera y deliciosa birra bien fría y bien merecida.
Un barquito que se deslizaba tranquilamente por el agua, servía de juegos a unos simpáticos niños que les saludaban alegremente, y sus miradas se perdieron sólo al contemplar tan magnífica postal azul.
Tras otro día azul, descubriendo animadas playas que abrazaban toda la ciudad, visitando humildes y ajetreados barrios, en donde seguía habitando la alegría, y de algo de compras de recuerdos, descubrieron la cálida noche, dejándose perder en una plaza bulliciosa, como si de una verbena fuera, allí degustaron manjares del mar, para luego terminar la noche bailando interminables y rítmicos sones de samba y bossa nova en el mejor concierto en vivo que la noche les regaló.

Nuevo amanecer, más paseos matutinos disfrutando del barrio que les había acogido por unos días. Y por fin, cambio de rumbo, ahora tocaba caminar hacia el mejor paraíso en la tierra aún, por si aún había más…Las ganas y entusiasmo por ir a habitar unos días en el castillo de los sueños posibles, les desbordaban.
Allí, estaban rodeadas de más mar, otra playa que se rompía con fuerza y vehemencia al llegar al final, para volver a empezar con más bríos. Así, era su vida ahora, romper y volver a empezar con más ahínco e ímpetu que antes.
Allí, en su castillo tenía todos los ingredientes para completar su exquisita y máxima felicidad, sol iluminador, mar de intenso azul, palmeras que cobijaban, tranquilidad de dulces y perdidos paseos al atardecer, aires nuevos que respirar y banderas de libertad. Qué más se podía pedir???.
Pues sí, aún hubo más, la vida le regaló mucho más, justo era la noche de su cumpleaños, y la alineación y conjugación de los planetas y de todo el universo se pusieron a su favor, por una vez. La noche se hizo mágica, especial, hermosa e inolvidable. Sus destinos se cruzaron en un punto del océano cardinal, en donde las estrellas brillaban más y más cerca que nuca antes habían brillado, nunca antes había contemplado un cielo con tanta inmensidad e intensidad de infinitas y centelleantes estrellas. Su playa les arropó y les ofreció el mejor y delicado lecho, sus olas pusieron de fondo, la mejor y melódica banda sonora, el océano mudo se quedó, y sólo se limitó a ser el mejor testigo de su feliz encuentro, y veloces meteoritos cruzaron fugaces el firmamento, como metáfora de lo efímero, para ofrecerles deseos llenos de esperanza y optimismo.
Aquella dulce, profunda e infinita mirada que le conquistó, se quedaría prendida a su corazón, permanecería iluminando y habitando en su congelada alma invernal, para derretir sus esquimales y vacíos sentimientos, para siempre. Nunca la olvidaría.
El lazo azul, igual de azul que su mar, que arrojaron al infinito océano,  llevaban atados tres deseos, deseos que serían el preámbulo para una nueva vida por arrancar,  esperanzas e ilusiones. Todo comenzaba a ser sentido de otra forma. 

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